Padres-hijos: solidaridad a dúo

Las familias del Club Juvenil Torcal (Madrid) participan desde hace más de un año en la Operación Dúo: un proyecto de ayuda a familias necesitadas donde los voluntarios son un padre y su hijo, que arriman el hombro en tándem.

Juan Carlos y su hijo, frente a la casa de Dolores.

El proyecto lleva más de un año en marcha. Sencillo. Eficaz.

En la junta de gobierno del Club Juvenil Torcal, de Madrid, salió la idea, y paso a paso se ha ido desarrollando hasta convertirse en una realidad con historias.

En la primera visita le llevábamos una cesta con alimentos preparada con el esfuerzo de las familias voluntarias

Se llama Operación Dúo. Su origen remoto está en las palabras del Papa Francisco, que animaba a "tocar la carne de Jesucristo" en los pobres y en los excluidos. A partir de esa referencia nació una iniciativa que sirve a padres y a hijos, que ayuda a confortar a familias necesitadas "y que nos ha hecho más generosos a todos los que estamos implicados en el proyecto".

De dos en dos. Un padre y su hijo. Y otro padre con su hijo.

Juan Carlos con su hijo, montando la cama nido en casa de Dolores.

Gracias al vicario de una parroquia del extrarradio de una ciudad cercana dimos con familias que necesitaban ayuda, y empezamos a atenderlas en la medida de nuestras posibilidades.

Así, poco a poco, en diferentes visitas hemos repintado paredes, hemos calentado hogares, hemos dado conversación, hemos escuchado, hemos intentado ayudar sin que se note, y hemos hecho sonreír un poco a algunas familias que lo pasan mal

En la primera visita le llevábamos una cesta con alimentos preparada con el esfuerzo de las familias voluntarias. Antes habían llamado por teléfono a las casas para acertar con el contenido. En este primer encuentro ofrecíamos los alimentos y una conversación tranquila, y en ese rato de compañía identificábamos otras deficiencias de la casa que podríamos intentar resolver.

Historias bajo otros techos

Operación Dúo son, sobre todo, historias vivas. Como estas:

Carlos y Manuel fueron con sus hijos a visitar a una familia para llevarles alimentos. Una vez en casa ajena comprobaron con sus propios ojos que una madre, Dolores, vivía con sus seis hijos (de 3, 6, 8, 14, 16, y 18 años) en 30 metros cuadrados. El piso estaba desordenado, porque apenas tenían muebles. Y la visión no fue sólo un impacto. Al salir de la casa de Dolores decidieron ajustar cuentas y comprar una cama-nido para el más pequeño, que dormía en un coche de bebé. En la segunda visita, Guillermo y su hijo llevaron los muebles, los montaron y le ofrecieron a la madre un sobre con dinero para atender un gasto médico.

“Una vez en casa ajena comprobaron con sus propios ojos que una madre, Dolores, vivía con sus seis hijos en 30 metros cuadrados”.

Ahora, también, el hijo de Guillermo valora más el orden de su propia casa, "que es una conquista alcanzada por muchos pequeños sacrificios de todos".

Luis y su hijo Álvaro, de once años, fueron juntos a visitar una familia. Al saber que en esa casa vivían varios niños pequeños, Álvaro seleccionó sus mejores juguetes y regalos recientes de los pasados Reyes Magos para dárselos a sus nuevos amigos. "Cuando hablé con él unos días después, me dijo que le había costado mucho, pero estaba muy contento. Y su padre, más, porque había visto su esfuerzo por ser generoso".

Luis y su hijo Álvaro, de once años, fueron juntos a visitar una familia. Al saber que en esa casa vivían varios niños pequeños, Álvaro seleccionó sus mejores juguetes y regalos recientes de los pasados Reyes Magos para dárselos a sus nuevos amigos

De estas visitas entre padres e hijos salen después muchas conversaciones interesantes de tú a tú sobre la familia, el desprendimiento, el buen uso de las cosas, y las gracias que hay que dar a Dios por disponer de unos bienes que no tienen que darse por supuestos.

Así, poco a poco, en diferentes visitas hemos repintado paredes, hemos calentado hogares, hemos dado conversación, hemos escuchado, hemos intentado ayudar sin que se note, y hemos hecho sonreír un poco a algunas familias que lo pasan mal.

Ojos abiertos y bolsillo dispuesto

Un día fuimos a ver a dos hermanos que viven solos. Su padre les abandonó y su madre falleció hace unos meses después de un cáncer. Lógicamente, estaban muy afectados. El mayor tiene 18 años y necesitaba una bicicleta para trabajar. La que tenían se la habían robado. Dante habló con su hijo y le ofrecieron la bici que tenían en casa.

Álvaro, dispuesto a regalar su camión grúa.

Otro día estuvimos con Samira, de origen marroquí. Vive con su hijo Zacarías, de doce años, autista. Le llevamos una cesta de comida y les acompañamos durante un buen rato.

Un día fuimos a ver a dos hermanos que viven solos. Su padre les abandonó y su madre falleció hace unos meses después de un cáncer

La Operación Dúo seguirá estas Navidades. De momento hemos atendido a unas diez familias entre 20 familias del club. No es una gran cifra, pero sí diez grandes historias sencillas.

Dante le proporcionó la bici que necesitaba para ir al trabajo.

La experiencia de Carlos, organizador de este proyecto, es que la iniciativa "ha tenido una gran acogida, ya que se hace en familia, y ayuda a ver en directo las dificultades de otros hogares. Los participantes se muestran muy agradecidos, más casi los hogares beneficiarios. Inicialmente sólo se trata de llevar algunos alimentos y un momento de compañía, pero las familias del Club deciden siempre volver y solucionar alguna dificultad material que detectan. Estamos muy agradecidos de poder acompañar y ayudar a estar personas en la medida de nuestras posibilidades".