San José de Costa Rica: labor social de La Carpio

Mercedes, Misao y Giuliana se involucraron como voluntarias en un proyecto de promoción social. Una de ellas comentó: “Con la Labor Social de La Carpio las universitarias buscamos aumentar el tono humano y facilitar oportunidades de trabajo a las mujeres de una comunidad donde más de la mitad de la población vive sumida en la pobreza.”

La Labor Social de La Carpio, como se llamó desde el principio, comenzó en julio de 2003 con jóvenes profesionales y universitarias que tenían la ilusión de llevar a la práctica proyectos de desarrollo integral basado en principios cristianos que tomaran en cuenta a las personas tanto en sus aspectos espirituales como materiales. Estas jóvenes voluntarias frecuentaban el Centro de Complementación Educativa Lari, institución que tuvo sus orígenes en principios inspirados por el mensaje de San Josemaría Escrivá, que tanto enseñó sobre el respeto y la dignidad humana.

La Carpio es una comunidad con 28.000 habitantes, de los que el 58% son costarricenses, y el restante 42% son inmigrantes nicaragüenses. Más del 50% de estas personas viven en condiciones difíciles de pobreza y pobreza extrema.

Las universitarias dedican varias horas semanales al proyecto. El trabajo social ha pasado por distintas etapas y modalidades. En la actualidad un buen grupo de madres de familia cursan talleres de manualidades y cursos prácticos que las motivan y las preparan para ser microempresarias y así obtener mejores oportunidades para mejorar el nivel de vida de su familia. Además reciben charlas sobre temas decisivos que refuerzan sus hogares como por ejemplo: educación de los hijos, nutrición, economía y administración del hogar, entre otros. A las asistentes se les proporciona todo el material necesario para sus clases. Las madres de familia asisten a los talleres con sus niños pequeños y por esta razón, las voluntarias también organizan actividades para ellos, como juegos y charlas de virtudes que los pequeños disfrutan y asimilan.

“Yo no he tenido estudios, pero estos cursos me han ayudado a no decir que no puedo; espero que estas jóvenes sigan viniendo porque para mí es una experiencia nueva, en la cual nunca había participado”, comentó María de los Ángeles, una señora que disfruta mucho las clases de manualidades y considera que “se convirtió” en una mujer emprendedora al recibir los talleres.

La Labor Social de La Carpio ha ido profesionalizándose, y el grupo de universitarias creció en enero de 2004, gracias a un convenio con la Universidad de Costa Rica, donde cada semestre un grupo de estudiantes desarrolla su Trabajo Comunal Universitario (requisito de graduación) en ese barrio. Su aporte es enriquecedor, ya que las estudiantes cursan distintas carreras y proporcionan temas variados para las clases teóricas y prácticas. Muchas de las universitarias que han participado en el proyecto no habían tenido la oportunidad de canalizar sus inquietudes en proyectos de promoción humana y en zonas con problemas tan complejos de pobreza y falta de oportunidades. Así lo comenta Cinthia Herrera, estudiante de Odontología: “Es una experiencia excelente, no esperaba que fuera así. Es realmente bonito y enriquecedor. Si no fuera por este proyecto, jamás habría conocido esta comunidad y la situación en que viven”.

Aunque a las universitarias les exige esfuerzo y una gran dedicación de horas para preparar las clases e impartirlas , ellas no piensan que hacen algo extraordinario sino que más bien cumplen con su deber de ciudadanas. A fin de cuentas tienen claro lo que expresaba San Josemaría: “Si el Señor te ha dado una buena cualidad ―o una habilidad― no es solamente para que te deleites, o para que te pavonees, sino para desplegarla con caridad en servicio al prójimo”.

San José, Costa Rica