San José, Costa Rica: Santa Misa en memoria de don Álvaro

Misa en memoria de don Álvaro del Portillo, primer sucesor de San Josemaría

El sábado 22 de marzo de 2014, se celebró una Eucaristía solemne en memoria de don Álvaro del Portillo, en la víspera del 20 aniversario de su tránsito a la casa del cielo, a pocos días de haber celebrado el centenario de su nacimiento y en el año de su ya próxima beatificación. La ceremonia tuvo lugar en la Iglesia de Fátima en Barrio Los Yoses, San José, a las 11:15 de la mañana. Ofició el vicario del Opus Dei en Costa Rica, mons. Luis Baura de la Peña, asistido por varios sacerdotes de la Prelatura.

Varios centenares de personas abarrotaron el templo, con la presencia de numerosas familias y jóvenes, en un ambiente muy alegre y festivo. Hubo largas filas para recibir la sagrada Comunión, que distribuyeron cinco sacerdotes.

En la homilía el celebrante comentó el Evangelio del día, sábado de la segunda semana de Cuaresma, la parábola del hijo pródigo y de la misericordia de Dios Padre, y recordó que don Álvaro solía contemplar admirado la bondad de Dios y de ahí le venía su gran bondad. Era un hombre bueno y un hombre fiel; eso se traducía en una gran paz, en una gran serenidad y así lo transmitía a quienes se relacionaban con él. Era un hombre fiel: gastó su vida en el cumplimiento de la misión que Dios le había encomendado, la de ser apoyo, saxum, de san Josemaría. Ser fiel es descubrir el querer de Dios para realizarlo activamente, cada uno en sus circunstancias. Nos invitó a pedirle a don Álvaro que nos ayude a nosotros a ser fieles.

Al hilo de algunos recuerdos personales comentó que aunque don Álvaro nunca vino a Costa Rica, sí que tenía muy presentes a sus hijos en este país. Le pedía a san Josemaría por este pueblo y por la fidelidad de todos sus hijos. Deseaba venir físicamente al país, pero finalmente no lo logró. Aun así, no cesaba de encomendar a sus hijos en Costa Rica.

Finalmente se refirió a su ya próxima beatificación, que será un momento de gracia para todos, especialmente para los que participen intensamente en ese acontecimiento. Recordó también que en unas semanas tendrá lugar la canonización del Papa Juan XXIII y del Papa Juan Pablo II, gran amigo de don Álvaro y muy cercano a Costa Rica por el milagro que abrió las puertas a su elevación a los altares: la curación de una mujer costarricense.

Al final de la ceremonia se cantó la antífona Salve Regina, y en los alrededores de la iglesia se formaron simpáticos grupos de conocidos y amigos que parecían querer prolongar el encuentro.

Algunos comentarios recogidos entre los participantes:

Leticia Carrillo Lara, ante los acontecimientos de este año 2014 en torno al centenario del nacimiento de don Álvaro (11 de marzo), su tránsito al cielo (23 de marzo) y su próximo beatificación (27 de setiembre), antes de iniciar la Misa, nos dice: “La mano de Dios está en todo. Su beatificación es muy merecida, así como que se celebre en Madrid que es donde él nació e hizo su mayor apostolado; él fue un hijo de fiel de san Josemaría. Yo lo conocí personalmente y lo recuerdo como una persona muy íntegra, muy llena de Dios. Recuerdo sus ojos azules cuando lo vi de repente, porque no pensé que pasaría por donde yo estaba. Al verlo quedé muda y él me preguntó: ‘Hija mía y ¿qué me cuentas?’ –‘Padre, él es mi esposo.’ Y mi esposo se iba a inclinar para besarle el anillo, pero el Padre no se lo permitió, sino que lo cogió por los hombros y le dio un beso en cada mejilla. Ese es un día inolvidable para mí. Por eso hoy vengo a pedir mucho por mi esposo, mi familia y por todos.”

Ramón María Yglesias Piza, abogado, padre de 7 hijos, comentó que aunque no lo conoció personalmente, sí ha leído mucho sus escritos y los libros que hablan sobre él. Que ha visto su intercesión, muchas veces, en los temas relacionados con su familia y su trabajo; y que específicamente este año ha sido especial para él, porque siente que sus hijos van encaminándose cada uno en su estudios y trabajos; en su propia oficina ha visto como todo ha ido mejorando, no necesariamente desde el punto de vista económico, sino sobre todo en cuanto al ambiente, al personal, a la clientela; y en el ámbito personal, porque don Álvaro lo inspira a seguir fiel a su vocación. “Se nota”, nos dice, “la presencia de don Álvaro, en nuestras vidas”. Para don Ramón, don Álvaro es su “patrón”, como lo es san José el esposo de la Virgen María.

Delvia Sánchez, asistente a la Eucaristía en honor a don Álvaro, nos compartió que es fisioterapeuta y que en dos meses se casará. Estaba acompañada de su novio y nos comentó que él no conocía a don Álvaro; pero que un día en la Residencia Miravalles alguien le regaló una estampa de don Álvaro al que comenzó a encomendarle muchos asuntos personales y de trabajo y que siempre ha sido escuchado; ahora le tiene mucha devoción. Y pues ahora en la Misa, han encomendado su próxima unión conyugal.

Regina Fernández de Heredia, de nacionalidad argentina, nos cuenta que para la época de la muerte de don Álvaro ella estaba emprendiendo una escuela en Buenos Aires, y estaba muy entusiasmada porque era algo bueno y que le gustaba mucho. Pero la escuela no daba económicamente para mantenerse y encima, por el trabajo de su esposo, se ve en la necesidad de tomar una decisión. Se encomendó a don Álvaro para que le diera luces sobre qué hacer y siente que él le hizo entender que lo realmente importante es la voluntad de Dios; que si bien la escuela era un proyecto bueno y que haría mucho bien, no era necesariamente lo que Dios tenía para ella. Así que dejó su proyecto y se embarcó con su esposo en lo que Dios sí tenía para ella. Lleva 15 años viviendo fuera de Argentina entregándole a Dios su día a día; pidiéndole que le muestre su querer en cada momento. Aprendió, a través de don Álvaro, que lo que uno quiere, aunque sea bueno, si no es lo que Dios quiere, no va.

Sebastián Muñoz, estudiante de último año de colegio, dijo que conoce a don Álvaro desde hace poco tiempo, pero que le tiene mucha devoción. “Admiro su fidelidad y disposición a lo que Dios y San Josemaría le pedían. Asistiré a su próxima Beatificación en Madrid, para pedirle que me ayude a ser fiel.”

Humberto Ortega, profesor de colegio, de nacionalidad cubana, comentó que la figura de don Álvaro del Portillo ha significado mucho para él, no sólo en la parte afectiva que es muy grande, sino también por un favor que recibió de parte suya. “Poco antes de someterme a un operación, a raíz de un cáncer en el colon, me vino a la mente la figura de don Álvaro, decidí invocarme a él antes de entrar a la sala de operaciones. Con el paso de los días, fui notando su ayuda en mi recuperación. Le pedí también ayuda a la Virgen de Guadalupe, sabía que don Álvaro tenía cariño por México. He quedado deslumbrado por su intercesión, me ha ayudado a salir de una situación bastante grave, los médicos afirman que ha sido un milagro y no ha habido más complicaciones. Estoy convencido de que ha sido algo sobrenatural y creo sin duda alguna, que la mano de Mons. Alvaro del Portillo ha estado presente en cada momento. Asistiré a la Beatificación de don Álvaro para agradecerle el favor que me ha hecho.”

Grettel Garita Aguilar, desde hace dos años le tiene mucha devoción a don Álvaro, si hijo –que asistirá a su próxima Beatificación- le llevó una estampa con su oración. Comenzó a pedirle favores, pero le rezó más intensamente cuando inició un pequeño negocio junto a su casa. “No quería endeudarme y no disponía de grandes capitales para dar inicio con el proyecto, fue muy difícil. Empecé a rezarle a don Álvaro con mucha insistencia. Un día llegó un señor médico, que me dijo que él pagaría la construcción e inició un proceso de negociación un poco tardado. Seguí encomendando el asunto a don Álvaro y felizmente se solucionó todo para que dar inicio al proyecto con facilidades económicas. Difundo su devoción entre mis amistades, ellos también han recibido su ayuda, algunos han encontrado trabajo gracias a su intercesión. Le sigo rezando con mucha devoción.”

Ana Victoria Sánchez; Esteban De Sas